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domingo, 8 de diciembre de 2013

Espacio y escritura en la lengua árabe: el arte de la línea


Generalidades
El número de los considerados arabo-parlantes se estima, en 2008, en más de 300 millones, un número siempre en aumento. Incluimos aquí aquellos hablantes que tienen otra lengua materna, como los que tienen el beréber como su primera lengua en el norte de África, pero que están familiarizados con el árabe hablado. En Siria y el norte de Iraq encontramos minorías hablando dialectos neo-arameos, pero entendiendo el árabe. También en el norte de Iraq, una importante minoría kurda conoce el árabe, y en la misma Península Arábiga existen grupos de población con lenguas sudarábigas. En cuanto al sur del Sudán, donde la población habla varios dialectos bantúes, el árabe es impuesto como lengua oficial.
El árabe es la lengua oficial de una veintena países independientes del Oriente próximo y del norte de África. En España, tras siglos de ausencia, buena parte del medio millón de inmigrantes en su mayoría marroquíes lo hablan como lengua materna. A nivel intergubernamental, el árabe es una de las lenguas oficiales de la Organización de las Naciones Unidas, desde 1974.

La escritura (lo escrito quiere decir destino)
La escritura de la lengua árabe se escribe de derecha a izquierda y es conformada por un abjad (alfabeto) que consta de 28 letras. El origen de las letras árabes aún está en debate, aunque algunos autores como Musta Jafar (2002) lo sitúan en la lengua Aramea usada por los Nabateos, de cuyos registros Petra, en Jordania, es lo más empírico con lo que se cuenta. Este sistema se implementó en el siglo VII de nuestra era tras la muerte de los primeros seguidores del Profeta Muhammad quienes inicialmente compartían el significado del Corán de manera oral. La desaparición paulatina de estos sabios informantes obligó a los fieles del Islam y a los Califas que sucedieron a Muhammad a escribir la información en extinción dando origen al primer texto escrito de la lengua árabe bajo la influencia del Islam, es decir, El Corán.
Así, al ser la lengua del Islam, el árabe es una lengua litúrgica también, al igual que una lengua de Estado, una lengua poética, y una lengua que expandió su escritura a otras lenguas tales como la turca, la persa, la urdu, el dari.
Paradójicamente, y tras una serie de revisiones hechas a la lengua escrita y a su gramática en el siglo VIII en la “Bait al-Hikma de Bagdad” (La Casa de la Sabiduría), se comenzaron a escribir y publicar diferentes libros de poesía, cuentos y narrativas que fueron sistematizando un árabe clásico, lengua que, al pasar los años, invasiones de diversos y pueblos y encuentros con otras culturas entre ellas la europea colonial, experimentó diversas adaptaciones y mezclas que derivaron en lo que hoy se conoce como “árabe estándar contemporáneo”, el árabe que se enseña como lengua extranjera en el CELE de la UNAM y en muchas otras universidades del mundo.

La concepción la lengua en la lengua árabe
Lengua y espacio tienen una concepción especial. Para los árabes, la lengua no es solo una herramienta referencial sino la fuente del conocimiento mismo (kalam al -`arab). Es la creadora del espacio y del contexto. Es la fuente del conocimiento y su descripción de forma y contenido. Sin lengua no hay espacio, no hay nada.
La lengua árabe es el medio para acusar al conocimiento sensible y suprasensible, esto desde el punto de vista histórico. En efecto, la hermenéutica de la lengua árabe va a ir dirigida hacia una especie de “semiótica sacra” o, en otros términos, a una “semiótica islámica”, esto en tanto la mayoría de los lingüistas que aportaron teorías del signo en la lengua árabe eran musulmanes pertenecientes a la época de oro del islam (Ibn Muqafa, de origen persa) o bien a la época de oro de la lingüística medieval de Al Andalus (Batalyawsi) que abogaban por la “búsqueda de la verdad y la sabiduría a través de los signos”. En este sentido, es inevitable decir que le referente histórico de estos autores es el calendario islámico, y que a partir de este referente histórico, la sabiduría y los símbolos y signos con los que se representan, son obras, en última instancia, de Allah.
En este sentido el hombre es lenguaje, y es lo que nos diferencia de los animales, y aún, si animales fuésemos, seríamos al hayawan al nutq, el animal parlante, el animal racional, el alma racional. De aquí la célebre tradición oriental de calila wa dimna y la gran pregunta de los lingüistas àrabo musulmanes: el lenguaje lo crea el hombre o es creado por Dios para el hombre? ¿Es el signo, el nombre o lo nombrado? Algunos dicen que el lenguaje es el signo de Dios y por eso los fieles usan el àrabe para alabar los atributos de Dios porque paradójicamente Dios no tiene nombre, Allah no es nombre propio sino un significante usado para referirse a ese ser creador y sabedor de todas las cosas. Por lo tanto la creación de conceptos està prohibida en el islam ortodoxo, porque la innovación solo le corresponde a Dios. A Èl y solo a Èl se le atribuye el significado de las cosas presentes y pasadas…por eso en lengua àrabe el tiempo futuro no existe sino solo partículas de tiempo que marcan acciones que no corresponden ni al pasado ni al presente y que se complementan con significantes como mañana, al rato, después, próximo, entre otros.

El espacio
La lengua árabe tiene una concepción del espacio muy particular. Se le da vida a través de la conjugación del texto y la imagen en una sola forma. Esa forma se crea al mismo tiempo que el contexto y con significado. Pero el texto y la imagen, en la lengua árabe, no son entes separados sino una mezcla interesante que nace a través de la línea, y de los signos, signos creados de una línea, la línea de la escritura árabe.
Pero lo que quiero detallar en esta breve charla es la fusión que existe entre texto e imagen en la escritura árabe, particularmente en la caligrafía, la expresión más acabada de la escritura árabe.
Lòpez Habib afirmaba que:
“La caligrafía árabe es la síntesis de las artes de esta cultura. A lo largo de su historia y desde la revelación coránica, la palabra ha sido cultivada con amoroso cuidado; así, la caligrafía es un arte que nació bello.
En árabe se denomina el arte de la línea,  fan el khat, por que los trazos caligráficos juegan con el ojo y embellecen su espacio, exaltando la gloria de Dios, el creador de todas la cosas, por medio de la palabra.”
Fuera del contexto islámico, aunque con el mismo vocabulario, la caligrafía embellece el espacio del autor y del espectador. La caligrafía embellece tanto la palabra coránica, la marquesina de una casa, el riad, e incluso, puede embellecer una revolución.
Este es el sentido del espacio en la escritura árabe. Una dimensión que no solo es para ser ocupada o llenada sino para articular sentidos con los signos con los que convive.
Por tal motivo, la caligrafía árabe ha mantenido a través del tiempo una vigencia de sus múltiples estilos, nacidos en diferentes periodos, a los que se recurre dependiendo de la naturaleza y entorno de los textos.
Este carácter multiforme de la caligrafía árabe tienta a compararla con la caligrafía China. Podemos, en principio, observar dos cosas evidentes. Una se dibuja con pincel, la otra con el cálamo. La escritura China es pictográfica, cada signo es una idea diferenciada, mientras la escritura árabe es puramente fonética; así, la estilización de las letras árabes es abstracta, sin ninguna raíz figurativa. En la caligrafía árabe no se tiende a apartar cada signo, sino que se integran en un ritmo continuo cada signo para hacer de dicha intersección un meta signo, un meta texto, que puede ser una imagen, un símbolo, una firma, e incluso una máxima de vida.
La escritura no reproduce El Tiempo ni el Espacio. Los Visibles Hace un Través de la línea y Sus Formas . Una línea Que corre de Derecha a Izquierda Que simboliza la Prioridad de lo divino , lo sobrenatural , lo profano Sobre he aquí Humano, Haciendo Notar Que el hombre Depende De Una Fuerza cósmica a La Que llegan las Cosas del Mundo .

La semiòtica arabo islámica presenta 5 tipos diferentes de signo:

La palabra (lenguaje oralm, lafz)
La letra (hat)
Los gestos (con la cabeza, ojos, manos, vestidos, etc)
El càlculo, (que es el que se hace a través de las cuentas)
El indicio ( lo que se señala sin palabras y sin manos) como el cielo y la tierra que son indicios de Dios.
Coràn 41, 53

Texto e imagen en caligrafía árabe
La caligrafía islámica lleva tanto mensaje textual y representa una imagen al mismo tiempo, esta capacidad le dio una exclusiva calidad visual. Sin embargo, este producto texto-imagen no se representa de forma individual, como un signo escrito, sino con todo un contexto que le esta dàndo el espacio donde se encuentra inscrito o el que està ocupando o dando vida.
En el arte islámico, hasta los guiones están atados al patrón visual y la decoración, se asocian con los guiones y se complementan unos a otros en el proceso de visualización y la lectura y permiten a la audiencia a tomar en los dos aspectos del texto y la imagen en al mismo tiempo. A esto le podemos llamar caligramas.
Los caligramas islámicos se inspiran en la idea Semiótica, lo que sugiere que la caligrafía (el texto) está representando una imagen en lugar de reemplazarla.
Durante el Imperio Otomano, la caligrafía árabe entró en una nueva fase, una de efectos decorativos y personalizados. Se inicia la fase de la “trugra”
La Tughra es un monograma o una firma caligráfico de un sultán otomano que fue puesto a todos los documentos oficiales y correspondencia. Simplemente, Tughra fue la firma del Sultàn.