A 34 días de la undécima elección presidencial
en Irán, el Ministerio del Interior ha informado el registro oficial de 686 candidatos donde resaltan nombres como el de Ali Akbar Rafsanyani, el ex
negociador nuclear Saeed Jalili y el protegido de Ahmadineyad, Esfanidiar Rahim
Mashaei, todos ellos candidatos de último minuto que han puesto un toque
muy especial al ambiente de los próximos comicios en la nación iraní.
De hecho, la gran mayoría de estos candidatos son
desconocidos incluso para los mismos votantes iraníes, por lo que el Consejo de
Guardianes (el órgano encargado de aprobar o no las candidaturas finales) tendrá una gran tarea en los próximos diez días ( no más ) para
descalificar casi a todos ellos dejando
máximo una docena de nombres tal como ha ocurrido en elecciones pasadas.
Pero de este proceso en particular, ciertamente sobresalen
las postulaciones de los llamados “candidatos incómodos” para Ali Jamenei tales
como Rafsanyani y Mashaei.
Por un lado, Rafsanyani porque se trata del
candidato que históricamente ha tenido diferencias claras y directas con el Líder Supremo y quien actualmente ha recibido el apoyo público y explícito de personajes reformistas de amplio calado en la política iraní como Jatami y Rouhani, e incluso de algunos religiosos conservadores como Ali
Motahari, con lo que se presume puede alcanzar un porcentaje importante de los votos de las
clases medias y altas del país, siempre y cuando logre acumular cierta confianza entre los simpatizantes del Movimiento Verde y del
aún arrestado Mir Hoseyn Mosavi, quienes, hay que decirlo, constituyen un buen
número de votos para quien quiera llegar al puesto y quienes, por cierto, aún no han dado un
respaldo total al candidato tecnócrata ni a ningún otro.
Por otro lado, se habla de un Mashaei
incómodo porque éste se constituye como el candidato del presidente saliente quien
ha construido una gran plataforma populista con las clases menos favorecidas
en el país cuya fuerza ha utilizado para desafiar en más de una ocasión las recomendaciones del Líder Supremo iraní, sobre todo en su segundo período presidencial y que, aunque cómplice de la mala situación económica por la que
pasa Irán actualmente, maneja serios montos de ayudas populares en las
provincias donde los reformistas por diversas circunstancias no han tenido un
gran impacto o resonancia. Mashaei parece vivir la carrera presidencial con ayuda de la sombra de Ahmadineyad quien heredará su fuerza populista sin le menor duda a su candidato.
Con estas presentaciones, se
esperan diversos movimientos políticos como la salida de algunos candidatos
reformistas como Hassan Rouhani, Mostafa Kavakebian, Mohammad Reza Aref,
Mohammad Shariatmadari o Masoud Pezeshkan en favor de Rafsanyani; y no menos
esperado, la salida de candidatos conservadores como Mohammad Bagher Qalibaf o
Ali Akbar Velayati en favor del candidato más fuerte de la coalición
principalista, es decir, el ex negociador nuclear Saeed Jalili, quien se perfila como el candidato que cuenta con el apoyo de Ali Jamenei. Este último
movimiento es esperado ya que Jalili es el candidato más popular, conocido y
fuerte del bloque del Líder Supremo, fiel a su política nuclear y defensor del conservadurismo iraní en el extranjero que puede representar una verdadera
competencia a los candidatos antes señalados a la espera de que todos los
nombres expuestos anteriormente sean aprobados por el Consejo de Guardianes,
en los próximos días.
Sin embargo, este análisis se
hace ya que es muy probable que las candidaturas de Rafsanyani y Mashaei así como
la de Saeed Jalili sean aprobadas. La candidatura de Rafsanyani es muy probable que se apruebe porque el mismo Rafsanyani fue ratificado (por el Líder Supremo)
como el Jefe del Consejo del Discernimiento en 2012 (que es el órgano iraní que
se encarga de resolver las diferencias entre la Asamblea General (Mayles) y el
mismo Consejo de Guardianes) por lo que una descalificación de Rafsanyani para
las presidenciales sería una contradicción dentro del mismo sistema que el Líder
Supremo no se puede dar el lujo de afrontar en la situación actual. Por otro lado, la candidatura
de Mashaei ciertamente cuelga de un péndulo porque se trata del
aliado de un Ahmadineyad muy criticado y retador que cuenta con, citando aFarideh Farhi, “una carta dirigida hacia Ahmadineyad firmada por Ali Jamenei
donde se le pide al Presidente que remueva a Mashaei de su gabinete durante su
primer mandato”. No obstante esta situación, esta vez la candidatura de Mashaei
sería conveniente para el régimen porque podría ser usada para desgastar la
candidatura de Rafsanyani e impulsar así, (in) directamente, las aspiraciones presidenciales
de quien se perfila como el candidato del Frente de la Perseverancia (la coalición
de Jamenei) Saeed Jalili, cuya nominación, en este contexto, no tendría por qué
tener problema alguno para ser aprobada.
Lo que se debe decir también en medio de este
debate político es que estos escenarios no deben ser tomados como un elemento
de inestabilidad del gobierno, como seguramente lo presentarán, (ya lo hacen) muchos
medios de comunicación occidentales, los cuales, por cierto, le dan más
cobertura a los candidatos reformistas que a los denominados principalistas por
obvias razones. Y es que la plataforma reformista suele ser vista como un
elemento favorable para las políticas de Occidente, mientras lo proveniente de
la Oficina del Líder Supremo suele ser satanizado y puesto en tela de juicio de
manera automática. Con esto, se debe recordar que ni Musavi, ni Karrubi ni
Rafsanyani e incluso ni Jatami, han puesto jamás en duda la viabilidad del
programa nuclear iraní que ha sido la pieza de encono en términos de política
exterior con el que se ha dañado la imagen de Irán en los medios oficiales, y
con el que se intenta, en otros medios más radicales como los israelíes
sionistas, presentar como un escenario amenazador y objetivo de una intervención
militar.
No. Porque si bien el gobierno de Irán enfrenta
un ambiente político precedido por las protestas de junio de 2009 y una serie
de demandas pendientes en términos de libertad de prensa, expresión y derechos
humanos, esto no significa que el debate político existente previo a las
elecciones de 2013 signifique un escenario de “inestabilidad” y que se tenga
que interpretar cualquier manifestación masiva en las calles del país como un
punto de fragilidad y descontento que pueda devenir en un derrumbe del régimen.
El ambiente que procede a estas elecciones ha
estado marcado por el eslogan “donde está mi voto” (raye man koyast) y
por el arresto de las figuras reformistas que son parte del mismo sistema de
gobierno. Si a esto se le agrega la presión externa y las sanciones económicas
a la que ha estado sometido el país desde prácticamente su vida independiente,
entonces se debe decir que el próximo presidente iraní deberá afrontar dichas
crisis con el mismo pragmatismo que ha superado las desavenencias personales o
colectivas para sacar avante la estabilidad del sistema, y que es muy probable
que, bajo este paradigma, las elecciones presidenciales que presenciemos en
junio próximo sean muy diferentes a las experimentadas en las parlamentarias
del año pasado cuando la apatía se apoderó del electorado e incluso de los
medios occidentales y no occidentales.
Links consultados y recomendados para saber más
Nader
Oskowi, “Perseverance Front to Choose New Nominee for President.
http://www.uskowioniran.com/2013/05/perseverance-front-to-choose-new.html. Consultado el 11 de mayo de
2013.
Fardieh Farhi, “Iran Surprises Again”: Lobe Log. http://www.lobelog.com/iran-surprises-again/
.Consultado el 11 de mayo de 2012.
Agencia de noticias Mehr. 686
candidate register in presidential election. http://old.mehrnews.com/en/newsdetail.aspx?NewsID=1821644.
Consultado el 12 de mayo de 2013.
Nader
Oskowi. Reformist Line Up Behind
Rafsanjani.
http://www.uskowioniran.com/2013/05/reformists-line-up-behind-rafsanjani.html,
Consultado el 12 de mayo de 2013.
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