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martes, 22 de julio de 2014

Memoria y cultura: de la vida y la muerte como narrativas palestinas


La memoria es el tesoro de nuestros recuerdos. En la memoria se fundan y se funden las capacidades más creativas para describir y narrar el mundo. Sabemos que, sin la memoria, no hay presente ni futuro, y es por eso que hoy en día, y desde 1948, incluso décadas antes, el movimiento sionista ha querido borrar la memoria palestina mediante la limpieza étnica, el epistemicidio, el historicidio, para que en medio siglo nadie recuerde a esta sociedad entre el resto de las sociedades.

Hoy en día la identidad palestina pretende ser destrozada y jerarquizada incluso por nosotros mismos que los hemos dividido aun cayendo en el vocabulario de los colonialistas. Les llamamos ausentes, presentes, refugiados, infiltrados, colaboracionistas, expulsados, radicales, moderados, residentes, militantes, entre otras denominaciones que nos enfocan  y nos encaminan a tratarles por meras cuestiones de exilio, de diáspora, de anexión, de ocupación, de retirada, o de retorno. Pero estamos trabajando, trabajamos en cambiar el vocabulario de la vida.

El discurso de los medios oficiales ha llegado a decir que los palestinos son “naturalmente violentos” y que ellos, particularmente los de Hamás, tienen la culpa de la situación donde están sus niños y mujeres. Pero haciendo uso de mi memoria, recuerdo que han sido las mismas balas “made in USA” o las que dicen “Industrias Militares Israelíes” las que han atravesado la piel tanto de los niños palestinos, como de los afganos, iraquíes, mexicanos, salvadoreños y colombianos a lo largo de tantas décadas, piel que sinceramente me hace dudar que sea la violencia algo natural de los palestinos, o de los indígenas en Chiapas, o de los encapuchados, de los que usan machetes para defender sus tierras como en Atenco o en Brasil, o de los marginados de Frantz Fannon, de Gramsci, o de Edward Said.

Como diría el hoy desaparecido Subcomandante Marcos, fíjense cómo cito a un militar, “el ataque israelí es uno de clásico golpe y conquista, donde primero viene la ráfaga aérea y luego la ocupación terrestre para terminar con los sobrevivientes”. Es una aniquilación. No es una guerra, lo sabemos. Es un genocidio. No es un ejercicio de defensa. Yo no he visto los tanques palestinos, los aviones palestinos, los enfrentamientos regulares. A lo mejor es porque no he visto CNN, pero lo que he visto, han sido casas destrozadas, niños con el tiro de gracia, hombres con huesos rotos, y calles manchadas de sangre.

A este mensaje sumaré cuatro reflexiones y un poema como muestra de mi solidaridad con una Gaza que no tengo el honor de conocer pero sí el horror de lo que soporta, con las resonancias que mi país vive, que mi gente sufre, que mi tierra dice y mi aliento corrobora:



1.    La mancuerna entre sionismo y capitalismo

Ven Dubai y Tel Aviv, ese es el Medio Oriente que quiere el capitalismo.
Cuando uno mira la lista de productos israelíes comercializados con el código 729 en la página del BDS uno entiende muchas cosas. Es el capitalismo lo que está en juego, ni siquiera es solo la elite de Netanyahu y el sector militar israelí los que asesinan para sobrevivir. Ellos son la marioneta de muchos intereses inmiscuidos en Wall Street, en las calles más caras del mundo, en el sector energético, en las tiendas comerciales. Israel y su lobby son un actor fundamental para el andamiaje capitalista actual, y por ese sistema algunas familias se enriquecen, más bien, pocas, el 1% reclaman los estadounidenses, pero son las suficientes para acumular recursos, armas, poder, nexos, canales de televisión y toda una infraestructura que asfixia no solo a los palestinos sino a todos nosotros de una u otra forma.

2.    Sujetos y despojo

Ellos quieren ser nuestra cotidianeidad, ellos quieren que naturalicemos el estado actual de las cosas y que no preguntemos nada. Que no razonemos, que solo compremos y trabajemos. Quieren despojarnos y despojarlos para darnos una lección de cómo nos iría si salimos a manifestarnos. Pero la invitación aquí es justamente a no ver el despojo de los palestinos como un despojo en solitario, sino asumirnos nosotros mismos como sujetos despojados con ellos y como ellos, y reclamar justicia en este contexto neo colonizador, neoliberal y neo capitalista. La educación, la crítica y la retroalimentación son buenas herramientas para grandes cambios epistémicos que necesitamos y necesitaremos.

3.    Gas en Gaza

Hoy salieron publicadas varias notas nuevas sobre una vieja sospecha. El gas en Gaza. Una serie de 4000 millones de dólares en gas natural que British Gas quiere comercializar con Netanyahu y que Mahmoud Abbas ha negociado con Gazprom. Es la maldición de los energéticos y es un elemento que no hay que perder de vista porque para que haya Dubai y “Tel Avivs” es necesario que haya tres cosas: gas, petróleo y agua. No sé si el gas sea la meta de la invasión terrestre, creo que tan solo es un elemento, pues el acuerdo de unidad, las voces palestinas en Ramallah en 2011, el despertar de millones de personas en el mundo clamando justicia por palestina, y los medios alternativos monitoreando la situación, son factores que la elite política israelí también teme y a quienes quiere ocultar la magnitud de sus atrocidades pasando noticias sobre el nuevo califato islámico, el cráter en Siberia, o la supuesta amenaza iraní.

4.    Palestina y la región

El destino de los árabes pasa por el destino de palestina y viceversa. Es una nueva fase del estado poscolonial, es la etapa más cruda de las revoluciones desde la matanza de Bashar al Assad y los homicidios en Iraq. Es un escenario más de contrarrevolución como en Iraq, Siria y Egipto. Es una infame cadena que se conecta con Abu Graib, Kabul, Kandahar, Faluya, Cairo, Homs, Manama, Acteal, una violación más no solo al derecho internacional sino a la misma subjetividad humana. Hasta el día de hoy, ha habido actos de solidaridad como este en 613 ciudades de los cinco continentes (véase la información aquí http://samidoun.ca/2014/07/take-action-protests-around-the-world-respond-to-assault-on-palestine/), siendo lugares como Londres, Chicago o Paris algo que realmente ha resonado en los medios alternativos. Algo está cambiando y la gente a de pie tenemos que seguir responsable para que los mormullos se conviertan en cantos y más cantos que suenen cada vez más fuerte.


5.    Poema titulado “Yo no soy poeta ni pretendo serlo”


Yo no soy poeta ni pretendo serlo, porque respeto mucho a quien si lo es.
Admiro las letras de Mahmoud Darwish y Gasan Kanafani, de Fadwa Tuqan, Bassem an-Nabris, y de todos sus muertos, de nuestros muertos, y de sus vivos que nos mantienen vivos a pesar que nos narran como muertos, como nada, como la nada.


Pero somos signos y significantes, tenemos significados, significamos al mundo y el mundo nos da sentido, somos textos, somos materia, somos memoria y creamos memoria, somos aunque no parezcamos, aunque nos traten de invisibles como los espacios entre las letras, las letras de los mensajes de nuestra lengua, de la lengua que nos fundamenta.

Pero a pesar de todo, los opresores nos necesitan, pero no queremos. Nos necesitan dormidos, pero no queremos. No dormiremos porque en mucho tiempo escribiremos, árabe, español, amiya, dariya y náhuatl, y tzotzil, y otras lenguas que estudiaremos, escucharemos, soñaremos, y llevaremos, a la victoria.


Viva Palestina Libre.
Moisés Garduño García

 Resonancias del texto


Fannon, Gramsci, Edward Said, Hamid Dabashi, Luz Gómez, Subcomandante Marcos, Alejandra Gómez, Boaventura, Luis Mesa, Waleed Saleh, Jorge Alonso, Mahmoud Darwish, Gasan Kanafani, Fadwa Tuqan, Bassem an-Nabris.

sábado, 12 de julio de 2014

Genocidio en Gaza, bienvenida a Al Sisi



El ataque a Gaza es también la prueba israelí al nuevo presidente Egipcio. Al Sisi, cuyo régimen ha criminalizado a la hermandad musulmana en su país y está librando una lucha con algunos islamistas radicales en la Península del Sinaí, ahora tiene el turno de materializar su retórica a favor de Israel y darle la espalda a los árabes, particularmente a los palestinos. 

No esperamos mucho de la elite egipcia claro está. En 2012, el mismo Mohammed Mursi, primer presidente civil con ideología islamista, no hizo más que mediar un acuerdo de paz que tatuó su posición al lado de Israel y congeló cualquier tipo de presión regional a favor de la paz y la búsqueda de una solución política negociada. Al parecer, no actuar contra el genocidio perpetrado por Israel se ha vuelto un requisito para optar por la presidencia egipcia, requisito que Al Sisi está por cumplir.

En las últimas horas, Al Sisi aún no condena los 450 ataques aéreos israelíes, solo busca el cese al fuego. No condena la retórica de Lieberman que busca una nueva invasión a Gaza aun contradiciendo lo estipulado en el Plan Revisado de Separación de Israel y Gaza en junio de 2004, donde la evacuación de Tel Aviv significaba “que no habría ningún tipo de presencia permanente de fuerzas de seguridad israelíes dentro de Gaza”. 

Es verdad que no esperamos nada del salvador egipcio, imagen en la que se presentó el militar ante los civiles, ni tampoco esperamos nada de ningún actor internacional cómplice del genocidio. Pero también es verdad que hay que seguir insistiendo y denunciando los hechos para no naturalizar el crimen porque el motivo del genocidio contra Gaza es claro y evidente: socavar los intentos de la unión palestina a cualquier nivel, y parar la intifada demográfica que amenaza la composición social de la etnocracia que persigue Tel Aviv. 





La elite egipcia tampoco ha señalado la matanza de niños palestinos que se ha convertido en el mejor instrumento que encuentra el régimen israelí para asegurar el control de las circunstancias, aunado al régimen de exclusión al que son sometidos los palestinos que viven dentro del Estado de Israel, así como aquellos que viven dentro de otros Estados de la zona como Líbano, Jordania y últimamente en Egipto.

Por eso, la decepción egipcia es esperada. Se debe decir que ni Al-Sisi, ni Obama ni nadie ha parado la multiplicación de la colonización y de la cantidad de asentamientos construidos en Cisjordania que se han doblado tan solo en 2013. Que que ni Al- Asisi ni el Rey de Jordania están interesados en el hecho que Jerusalén esté cada vez más aislada de Palestina y de los palestinos. Que ni a Al Sisi ni a Nasrallah ni a Jamenei importa un comino que el muro que divide “los humanos de los no humanos” desde 2002 tenga más metros, mallas, cámaras y puntos de revisión humillantes. Hay que decir que los gobiernos árabes y no árabes no están interesados en la paz ni en la seguridad humana de los desplazados, arrestados, torturados y víctimas de otras formas de degradación humana que aumentan considerablemente de acuerdo con el Resource Centre for Palestinian Residency and Refugee Rights.

Si bien parece que la historia de 2008 y 2012 se repite, el punto es no ayudar a repetirla. El punto es no normalizar la tragedia ni naturalizar los hechos. Ni siquiera automatizar la falta de acción de gente como Al Sisi. El punto bajo este argumento es seguir recordando, señalando e informando que esto no es una guerra porque no hay un enfrentamiento simétrico, que es una intervención directa contra la población palestina tal como el ataque al Hospital Europeo de Gaza lo demuestra, que esto no es una guerra porque simplemente no hay ley, no hay justicia, no hay escucha, para Israel no hay un “otro”, y lo que hay es un laboratorio de muerte y la destrucción de casas, carreteras y escuelas. 


Para Al Sisi este ataque es la prueba necesaria para mostrar a Washington y Tel Aviv el rumbo que está tomando Egipto en términos contrarrevolucionarios, pero en este sentido hay un elemento que es el peor enemigo de esta táctica regional, es decir, que las revoluciones, legitimadas e inspiradas también en la resistencia palestina, no pueden dar marcha atrás y el rumbo de una intifada regional está en marcha en cada rincón de la zona porque en algún momento de la colonización el colonizador que arrasa desde el aire, en aviones o en caballos, tiene que descender a la tierra donde quiere gobernar, y es en ese momento en el que la verdadera lucha empiece, es decir, cuando el colonizador se enfrente a la fuerza de lo pequeño, de lo cotidiano, de la vida y de la gente cuyas palabras son aquellas que hablan de historia.

Publicado también en:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=187120&titular=genocidio-en-gaza-bienvenida-a-al-sisi-