Tras el envío de un mono al espacio, Irán ha anunciado que el
lanzamiento de su próximo satélite se realizará a finales de 2013. Se trata del
cuarto artefacto puesto en órbita desde la revolución de 1979 y es sin duda el ejemplo
más claro del éxito del programa espacial iraní. Pero en términos estratégicos,
estas acciones implican que el gobierno de Jamenei ya cuente no solo con la capacidad
de tripular los lanzamientos sino también con el dominio de la tecnología que
permite manipularlos al poner un misil fuera de la atmósfera terrestre y
colocarlo en cualquier lugar donde existan amenazas a su seguridad nacional. Esto
ha causado un recelo importante entre los analistas israelíes quienes ven a la tecnología
balística de Teherán como el principal obstáculo a una deseable intervención
militar sobre sus instalaciones nucleares, al grado de denunciar, nuevamente,
que Irán está cerca de albergar no solo la bomba nuclear sino también la
capacidad logística para ponerla directamente en Tel Aviv.
Y aunque Irán nunca ha cargado un misil con ojivas nucleares ni ha
declarado tener la intención de hacerlo, lo sofisticado de su sistema balístico
convencional es algo a tomar en cuenta por su eficiencia, abaratamiento de
costos y capacidad de despliegue ante un hipotético escenario de guerra como el
que Israel ha venido anunciando en los últimos años.
La nueva generación de misiles iraníes conocidos como Shahab cuenta
con la inspiración de modelos rusos, chinos y norcoreanos tales como el Scud, el M 11 y el No Dong respectivamente. Esta
característica hace de los misiles iraníes una poderosa herramienta de defensa
anti aérea diseñada específicamente para derribar aviones y helicópteros de
manufactura occidental. Tomando en cuenta que las instalaciones nucleares iraníes
han sido construidas a lo largo y ancho del país, desde Isfahán hasta Busher
pasando por Teherán y Shiraz, y que en cada una de ellas existen plataformas de
lanzamiento de misiles Shahab fabricados por aproximadamente 600 productores
gubernamentales pertenecientes, en su mayoría, a los Guardianes de la Revolución,
se puede decir que el despliegue de estos misiles aporta las medidas mínimas de
seguridad que esas instalaciones requieren para no ser bombardeadas. En otras
palabras, sin los misiles Irán sería totalmente vulnerable a las intervenciones
militares que le amenazan constantemente.
Las intervenciones militares de Israel en Líbano, Siria y
Palestina, así como las de Estados Unidos en Afganistán e Iraq, han sido eventos
que han dejado valiosas lecciones a
Teherán para analizar la manera en la pueden
defenderse de ataques como los que otros vecinos regionales han experimentado. Se
ha probado, por ejemplo, que los ataques suelen ser aéreos, de noche y
acompañados por oleadas terrestres que intentan tomar territorios clave para
desmantelar al enemigo. Pero por otro lado, también se ha experimentado que la
mejor manera de golpear a los ataques regulares es con base en las respuestas
asimétricas donde la información y las tácticas guerrilleras suelen ser más
eficaces que los ataques frontales y regulares a nivel naval, terrestre y
aéreo.
Con lo anterior, y a pesar de que Irán es un país con renta
petrolera y con grandes capacidades gaseras, el gobierno de Teherán no ha
logrado producir los recursos necesarios para modernizar su antigua flota aérea
y basar en ella su poderío militar, por lo que ha decidido, por otro lado, voltear
hacia los misiles y las tácticas guerrilleras como estrategia principal de
defensa.
La fabricación de un misil suele ser más barata, rápida y eficaz
contra ataques aéreos, además de que se puede fabricar en serie y a diversos
niveles. Por ejemplo, se debe diferenciar claramente entre un cohete y un
misil, pues no es lo mismo hablar del potencial balístico de grupos como Hamas
o Hezbollah que hablar del potencial iraní o del norcoreano. Mientras un misil
es un proyectil autopropulsado por un motor que suele ser guiado
hasta su objetivo durante toda o parte de su trayectoria, un cohete artesanal
carece de supervisión en ruta y está diseñado solo para caer a distancias
cortas, sin una dirección específica ni un control total del mismo. En este
sentido, Irán posee cohetes y misiles para su defensa, con lo que se puede
decir sin tapujos que se trata de la herramienta de disuasión más importante contra
sus enemigos regionales en términos militares, capaces de alcanzar al avión más
moderno en las flotas aéreas occidentales y listos para defender el centro de
gravedad por excelencia de la geografía iraní, es decir, el Estrecho de Hormuz.
Y aunque es difícil vislumbrar el número aproximado de misiles y
cohetes con los que cuenta Irán para un escenario de guerra, basta acudir a las
declaraciones de sus líderes militares para escuchar que Irán podría mandar
hasta 11 000 cohetes por minuto en caso de ser atacado. Actualmente se estima que la República
Islámica alberga una serie de cohetes donde se incluyen modelos como los
Shahin, Oghab, Fayr, Naze'at, y Zelzal los cuales suelen ser exportados a
lugares como Iraq y Líbano, con lo que la extensión territorial de estos
artefactos trasciende las fronteras nacionales de la República Islámica
llegando, incluso, a muy pocos kilómetros de Israel y las bases estadounidenses
en los países árabes del Golfo Pérsico.
Pero si bien los misiles y cohetería iraníes son una herramienta de
disuasión vigente ante cualquier ataque externo, y aunque Irán es visto hoy en
día como un productor y exportador neto de dicho armamento, no todo está dicho en
el mundo de la estrategia. La respuesta de las grandes potencias a este “problema
de logística” parece haberse encontrado en la fabricación de aviones de última
generación, de inspiración estadounidense e israelí, principalmente en los no
tripulados mejor conocidos como drones.
Estos aviones no tripulados constituyen un reto a la armada iraní
en tanto se trata de vehículos que escapan más fácilmente a los misiles de
corto, mediano y largo alcance. A pesar de que Estados Unidos defiende la
versión que describe a los drones como aviones diseñados estrictamente para
recopilar información, los hechos demuestran lo contrario al contabilizar
varias víctimas civiles en diversos escenarios como la zona central de Pakistán,
Yemen, Afganistán e Iraq. Además, ante la crisis en Mali y gran parte del Norte
de África, Washington ha logrado que el gobierno de Níger permita el
establecimiento de la primera base de drones en el mundo capaz de albergar a
cientos de estos vehículos con la misión de investigar datos sobre Al Qaeda, lo
cual representa un elevado riesgo de sufrir ataques por parte de las máquinas
sin piloto.
Lo alarmante de la existencia de drones, cohetes y misiles en los
escenarios más tensos de la geopolítica actual es que los crímenes que se
cometen con este tipo de armamento quedan totalmente impunes ya que si bien
existe alguien que los controla, organiza y administra, no existe un soldado o
un piloto directo para imputar la responsabilidad de un acto de lesa humanidad,
principalmente hablando de los civiles en localizados en zonas de conflicto
quienes se deben encontrar protegidos por la 4ª. Convención de Ginebra de 1948.
A finales de 2012, con base en sistemas anti misiles de fabricación
interna y tecnología rusa en redes, Irán logró desconfigurar un drone
estadounidense modelo “Scan Eagle” que sobrevolaba la región de Bandar Abbas,
en el Golfo Pérsico. Esto habla del inicio de una nueva etapa en los tiempos
del espionaje, del rastreo, del mapeo y, probablemente, de las nuevas guerras
de la información en la sociedad, ya que, si bien los drones han venido experimentando
grandes avances en operaciones de espionaje y exploración de territorio, es la etapa
de fuego aéreo y carga ligera de explosivos la que pudiera significar un gran obstáculo
para los misiles iraní que no han sido diseñados para combatir dichos artefactos
y más bien, lo han sido, para defenderse de ataques más convencionales.
Cabe señalar que ante la captura del drone estadounidense, Irán
comenzó la fabricación de sus propios aviones no tripulados siguiendo el
análisis de la nave en cuestión. A la par de esto, fue Israel quien inició la
transferencia tecnológica directa por parte de Estados Unidos de decenas de
aviones que hoy en día amenazan la seguridad de los ciudadanos en Gaza. De
acuerdo con Timm Trevor, un activista de la FundaciónElectronic Frontier,
Turquía planea hacer uso de esta nueva tecnología, dando lugar al inicio de una
carrera armamentista con base en los drones, tal como los misiles lo fueron en
su momento durante décadas atrás.
Así, el aumento de la fabricación, compra y venta de cohetes,
misiles y drones alrededor de zonas geopolíticamente tensas, hace que las
poblaciones de los países que los adquieren se vuelvan vulnerables ante ellos,
haciendo que los mismos gobiernos que los compran o fabrican tomen medidas
precautorias para no perder el control de sus espacios aéreos, entre ellas,
mandar satélites a órbita o mandar monos al espacio.