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domingo, 30 de junio de 2013

"El Islam no es de los islamistas". Las protestas contra Mursi

La caridad no es la solución a la indignación, al contrario, la lástima que genera la alimenta como leña al fuego. 


Caridad y represión han sido las herramientas del gobierno de Mohammed Mursi para contestar las protestas que han sacudido a Cairo, Alejandría y otras ciudades egipcias en las últimas horas. La gente ha salido de nuevo a las calles y ha llenado la Plaza Tahrir para pedir la dimisión de Mursi, debido a sus débiles políticas para satisfacer las necesidades de una población golpeada por el desempleo, la cooptación de sus derechos, y la humillación  física y social en un marco dominado por los preceptos de los hermanos musulmanes.


Fuente: AFP


A unas horas de iniciar las protestas, numerosos reportes contra el abuso sexual llenaron los medios alternativos de información y las redes sociales egipcias. Las mujeres, baluarte de las revoluciones árabes, han sido los objetivos principales de dichas estrategias de sometimiento y contra revolución para intimidar a los manifestantes de permanecer en las calles. Los manifestantes egipcios, por su parte,  señalan que el régimen "quiere secuestrar a las madres de la revolución" y "está haciendo todo lo posible por lastimar aún más la dignidad de las mujeres de la plaza". Se trata de una represión misógena, de un terrorismo sexual.

"El Islam no es de los islamistas, es del pueblo, y el pueblo quiere derrocar al régimen", "vete mentiroso", "mursi mubarak", entre otros, han sido los eslóganes más escuchados del día. Los puentes del Cairo que cruzan el Nilo se han vuelto a llenar de voluntad política en un símbolo que muestra al mundo que la sociedad egipcia ha perdido el miedo a los políticos ya sean nacionalistas, islamistas, laicos, imperialistas o populistas, con el simple objetivo de plantear en cara a Mursi, en su propio palacio presidencial, que la sociedad le detesta y que le ve como un oportunista en la revolución egipcia.

Eslogan: "Largo de aquí mentiroso"
No se trata de una segunda revolución, se trata de la defensa de la que siempre ha estado ahí, desde Kefaya y Mahalla hasta Todos Somos Jaled Said y Tahrir. Esta muestra de la sociedad no es otra cosa más que la capacidad de exigir sus derechos ante la brutalidad policial que ha mostrado la hermandad ante el aumento de poderes que se auto asignara el presidente y su séquito de seguridad a lo largo de este año, ocasionando decenas de muertes, secuestros y violaciones a lo largo de diversas protestas desde que tomó el poder. Por tal motivo, a Mursi se le acusa de haber traicionado el elemento clave de las protestas de 2011, es decir, la libertad de expresión y acción ciudadana, otorgando, por el contrario, más poder a sus jefes policiales y de inteligencia tal como es el caso del Fiscal General Talaat Abdallah, a quien se le conoce por ser un hombre totalmente en contra de las protestas en las calles y principal enemigo declarado del satírico conductor de televisión Bassem Youssef, quien ha ganado el reconocimiento de la audiencia egipcia por criticar al gobierno haciendo uso del humor negro.





A su vez, se sabe que la gente del régimen ha organizado manifestaciones a favor de su presidente para contrarrestar la voz de Tahrir. Pero paradójicamente, las manifestaciones de los hermanos musulmanes están organizadas en los antiguos barrios donde residía la gente de Mubarak, es decir, al oriente del Cairo y zonas como Nasr City, y en nada se acercan a los 33 millones de personas que, entre musulmanes, coptos, sunnas, shías, y otros, han inundado las calles del país de acuerdo con algunos medios de comunicación internacionales.

Cairo luce nuevamente como un festival urbano. Con canciones, eslóganes, poemas y diversos repertorios de protesta a la luz de la luna y las estrellas que canalizan la ira contra el presidente Mursi en una ola pacífica, todo esto pese a las provocaciones de las milicias islamistas que han querido anarquizar la zona para justificar la intervención de la fuerza policial.





Dadas las condiciones de la calle egipcia, parece ser que el referéndum sobre la continuidad de Mursi se ha llevado a cabo de manera definitiva, y parecen ser pocos los que abogan por darle una segunda oportunidad al presidente. A caso este es el panorama que gente como al Baradei está buscando para erigirse como el salvador de los egipcios? ¿Realmente los egipcios le necesitan? Esto, probablemente lo veamos en otro referéndum más, dentro de este proceso popular llamado revolución egipcia.


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