Las recientes protestas en Estambul no son lideradas por un rostro en especial, una ideología o un partido político. Son, en consonancia con lo visto en las revoluciones árabes, unas protestas encabezadas por jóvenes en su mayoría, partidarios de clubes populares de futbol soccer (que son rivales entre sí pero que ahora se unen en esta protesta), organizaciones no gubernamentales y estudiantes universitarios que no han participado en la toma de decisiones sobre temas como la venta de alcohol en la ciudad, la excesiva construcción de centros comerciales en la capital o algunos temas de política exterior como la injerencia turca en la cuestión siria.
Se trata de las protestas más grandes en Turquía en los últimos años. Protestas que si bien comenzaron contra la construcción de otro centro comercial en una de las pocas áreas verdes de Estambul, han devenido en diversos eslóganes contra el gobierno de Erdogan que si bien no piden un desmantelamiento de dicho gobierno (el "gran modelo turco"), ciertamente exponen el sentimiento de indignación y humillación tras la respuesta abusiva de las fuerzas del orden contra la libertad de expresión a la que todos los turcos tienen derecho.
Si bien Taksim (aún ) no es Tahrir, hay algunos elementos que se deben rescatar en la protesta tales como el papel que desempeñan los medios de comunicación oficiales, los cuales han dejado un gran silencio en la descripción e información de lo sucedido en la plaza principal de la ciudad para la opinión pública. Otro elemento es la brutalidad de las fuerzas policiales, lo cual ha puesto en un dilema al gobierno que se jacta de subir su popularidad ante la población cuando, al mismo tiempo, reprime con gases, golpes, y balas de plástico a los manifestantes cuyo repertorio de protesta fue ante todo pacífico.
Periodistas cubriendo los acontecimientos de Estambul |
La represión del gobierno ha dado una pequeña victoria al movimiento de protesta con el simple hecho de salir a la luz pública internacional el novel de brutalidad, pero seguramente el gobierno, que de ninguna manera piensa que su estabilidad está en juego, deberá cambiar sus formas de enfrentar a una población crítica que juzga cada paso del gobierno en política interna y externa.
Diversos blogs independientes han proliferado en las últimas 48 horas en Estambul y otras ciudades importantes de Turquía que están ansiosos de explicar al mundo lo que pasa en su capital. Se trata de mostrar el sentimiento de indignación y rechazo específico a esa respuesta que "no es digna de una democracia" con la que se presenta el gobierno del AKP. Se trata e expresar el derecho de "vivir honorablemente" como ciudadanos y de hacer escuchar una voz que había estado marginada de la política en la última década, una nueva resistencia que no hace más que comprobar el cambio de conciencia epistemológica en la que se mueve la región gracias a las revoluciones árabes. Taksim no es (aún) Tahrir, pero comienza a pensar en ese marco epistemológico-colectivo.
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