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domingo, 17 de marzo de 2013

Metodolgía: el primer día de la estancia en campo

De las veces que he tenido la oportunidad de visitar algunas instituciones académicas en Estados Unidos, Europa, América Latina y Oriente Medio, en ninguna ocasión he visto que los alumnos universitarios, principalmente de posgrado, hayan tenido la posibilidad de tener un curso de logística destinado a analizar y planear su primera práctica de campo. 

Hablo de la logística puesto que, en términos teóricos, los alumnos parecen tener "todo claro" al contar con seminarios y seminarios de investigación que versan sobre las teorías y la metodología que seguirán para sus trabajos escritos de investigación. Y es que en realidad, en las aulas muy poco se habla sobre los pasos, precauciones, riesgos, y patrones político-culturales a los los estudiantes se enfrentarán en sus primeros días de práctica de campo o estancia de investigación.

Ante todo, se debe decir que la naturalidad en el terreno es el mejor aliado. Las encuestas, preguntas, sondeos y otro tipo de datos que se recopilen durante la estancia deben darse de la manera más natural y sin forzar a los informantes, ya que muchas veces se olvida que ellos son sujetos de información y creadores de su propia realidad. Son también amigos, colegas, maestros, enfermeros, policías, agentes de inteligencia, con los que hay que relacionarse como tales, y no solo como informantes. 

Un curso de logística, con base en las experiencias de estudiantes e investigadores que hayan pasado periodos cortos, medianos y largos de investigación, debe ser una herramienta básica en los programas de posgrado, sobre todo a la hora de analizar temas en Ciencias Sociales, ya que la rigurosidad científica en términos teóricos a veces termina por ahogar las metas del estudiante cuando se enfrenta a un terreno que es la primera vez que pisa, ve, respira y vive.

Al estudiante muchas veces se le entrena para preguntar, para recopilar datos, para extraer la información necesaria para su trabajo, para investigar, sin darse cuenta que en no pocas ocasiones el estudiante termina siendo el entrevistado, el sujeto de interés para "el otro", el interrogado, o incluso, el propio sujeto de estudio del aquel que supuestamente llegaba a entrevistar.

Son los tutores o supervisores de cada estudiante los que, en conjunto con estudiantes de recién egreso, deberían ser los encargados de echar a andar programas pilotos para preparar a los alumnos subsiguientes para un mejor encuentro con el terreno que estudian en la teoría. Nociones culturales, riesgos con el nivel de seguridad y sensibilidad del tema trabajado, códigos jurídicos, procedimientos burocráticos, formas de tomar transporte, amigos o contactos conocidos, entre muchas otras cosas, podrían ser discutidos a la hora de echar a andar este tipo de cursos-talleres-seminarios, para un mejor aprovechamiento del tiempo, dinero y esfuerzo del estudiante que, sin duda, se verá agradecido por este tipo de temas que son igual de importantes que el mismo marco teórico-conceptual con el que trabaja.

Así, el primer día de la práctica de campo se reduce a la observación, a la prueba de ensayo y error, al establecimiento de primeros contactos en la calle con la gente del mercado o el barrio donde vaya a radicar, e incluso, dependiendo de la personalidad del estudiante, a un viaje de extensa exploración o, por otro lado, de eterno encierro en su habitación compartida con otros estudiantes. Todo depende de las herramientas, la disposición, personalidad, y orientación que el estudiante tenga para que, poco a poco, "se vaya soltando" en su quehacer investigador. 







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