Alguna vez dos personas en Teherán me dijeron que la verdadera amenaza para Irán no era ni Estados Unidos ni Israel sino la propia Rusia, una amenaza tan poderosa que era preferible entablar lazos muy estrechos con ella y, de ser posible, una amistad duradera. Pensando en ello, es evidente reflexionar que el reactor nuclear iraní en Busher, con todo y sus sistemas de seguridad electrónicos, es en gran parte ingeniería rusa, tal como lo son los submarinos Kilo que patrulla el ejército regular iraní en las aguas más profundas del Estrecho de Hormuz y el Golfo de Omán y los propios sistemas de propulsión de misiles cuyo desarrollo comenzó con asesoramiento nor coreano, chino y, nuevamente, ayuda logística rusa,
Además, el tratamiento del programa espacial que ha mandado a órbita dos satélites (Omid y Rasad) también ha contado con asesoría rusa, así como los más sofisticados sistemas de defensa anti aéreo con los que Irán tuvo la capacidad para interceptar al famoso Drone RQ 170 del que actualmente se desarrolla una copia. En este último evento la tecnología rusa también fue clave para la seguridad iraní.
Y si bien lo anterior no quiere decir que los rusos hayan hecho todo el trabajo del que se jacta la ingeniería de la República Islámica, es verdad que hasta ahora Moscú es el actor que mejor conoce las fortalezas y las debilidades tanto del sistema de misiles como del propio programa nuclear iraní, a diferencia de las agencias de espionaje estadounidenses e israelíes que han tenido que recurrir a técnicas muy costosas como la fotografía satelital y la infiltración de personal para conseguir información sobre las intensiones y dimensiones actuales del programa nuclear. Rusia conoce mejor que nadie de qué está hecho Irán y qué es lo que le hace falta para ser mejor.
Irán y Rusia han trabajado de manera muy cercana en los últimos veinte años en una relación que se ha vuelto muy necesaria por parte de Teherán, que actualmente ve los distanciamientos entre Estados Unidos y Rusia como un punto a favor del respaldo ruso para la elaboración de más misiles y la instalación de sistemas anti aéreos en el Golfo los cuales sirvan como escudo en la zona ante otros intentos estratégicos de sus contra partes estadounidenses, israelíes y saudíes, tal como lo ha sido el anuncio del escudo anti misiles en el Golfo para este año por parte de Estados Unidos.
Sin embargo, actualmente la relación irano-rusa es más fuerte debido al grado de involucramiento y dependencia tecnológica que Irán ha tenido de Rusia que por un mero "anti americanismo" o "anti sionismo" por parte de ambos actores. Cabe recordar que Rusia no se dispuso a vender el sistema anti aéreo S 300 a Irán en un momento de amplia disuasión militar entre Teherán y Tel Aviv el año pasado, alegando pleno respeto a las sanciones económicas que el CS había puesto a Irán con respecto al tema nuclear. En aquella ocasión, Irán alegó que, al tratarse de un tipo de armamento defensivo, las sanciones de la ONU no aplicaban en ningún sentido y que dicha negación de vender el S300 respondía a tratos entre Israel y Rusia cuando Netanyahu llamó directamente a Medvedev para evitar el trato con Irán al declarar que dicha transacción "ponía en riesgo el balance militar de la región". Ese tipo de tratos entre Israel y Rusia en 2011, son los verdaderos peligros para Irán actualmente debido a que las alianzas suelen cambiar de la noche a la mañana entre las élites en el poder. Para Rusia, el hecho de no vender el S300 a Irán significaba un gesto de poder mucho más influyente que la venta misma, o en otras palabras, un gesto político de negociación y no un acto de agresión o disuasión con miras a enterrar la polémica del posible emplazamiento de misiles estadounidenses en Europa.
Por tal motivo, Irán ha puesto en marcha un programa de autonomía militar en el que busca fabricar internamente sistemas anti aéreos y sistemas de seguridad cibernética sin necesidad de la ayuda de terceros actores que llegue a completar urgentemente el sistema defensivo asimétrico con el que cuenta. Se trata de un programa a largo plazo en el cual, sin embargo, han avanzado mucho y para el cual requieren grandes suministros de energía no solo de gas o petróleo sino también de energía nuclear. A final de cuentas, el área geopolítica en la que se encuentra Irán (rodeado de bases militares estadounidenses y con un régimen talibán en plenas negociaciones con Estados Unidos para "pacificar el país") no ha logrado encontrar un área de influencia segura que, en términos militares, le proponga una alianza militar plena y confiable para optar por otro modelo que no sea el de la "militarización de la República Islámica" ante un hipotético ataque militar . Recordemos también que la propia Rusia ha sido la encargada de poner los obstáculos a Irán para incorporarse como un miembro pleno de la Organización de Cooperación de Shangai, organismo geopolítico de alta importancia para Rusia y China, donde un Estado con sanciones económicas no puede formar parte de dicha organización, elemento que daña a Irán pese a su importancia geopolítica, petrolera y estratégica, y que, hasta ahora, lo deja a la deriva en términos militares en plena dependencia de Rusia y no de cooperación entre iguales con ella.
Así, mientras las negociaciones que se avecinan en Bagdad pintan para abordar un acuerdo limitado que permita a Irán enriquecer uranio al 20% y a su vez, que este enriquecimiento sea monitoreado por la AIEA, el posible fracaso de las pláticas no deja fuera la política disuasiva de Israel y Estados Unidos sobre Tehrán al situar más aviones de combate en el Golfo, mientras Irán por su parte hace gala de la situación estratégica que guardan las Islas Tunb y Abu Musa como parte integral se su país lo que envía un claro mensaje a os países árabes del Golfo de que las pláticas iraníes en Bagdad no son una debilidad de la República Islámica sino un intento de mostrar pragmatismo, una herramienta que en mucho casos puede ser la mejor aliada de la paz.
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