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miércoles, 30 de enero de 2013

Una lectura sobre los ataques israelíes en Siria

Irán y Siria han firmado diversos acuerdos, tal vez uno de los más importantes por las dimensiones geopolíticas actuales, aquel de mutuo entendimiento y cooperación en cuestiones de defensa en 2006. 

El ataque de Israel el día de ayer contra un Centro de Investigación cerca de Damasco, ha puesto de manifiesto el poder de disuasión que Israel quiere volver a imponer en su zona de influencia ante una década de catástrofes militares que comenzaron desde su derrota contra Hezbollah en el mismo año 2006. 

Pero hay varias lecturas que debemos hacer ante este ataque deliberado. En primer lugar, la impunidad del ejército israelí por la violación de los espacios aéreos en Líbano, Palestina y Siria. En segundo lugar, que el ataque no deba ser confundido con un apoyo rotundo a las políticas islamistas comandadas por Arabia Saudí u Occidente y, ni mucho menos, como un apoyo a la lucha del pueblo sirio que esta en la búsqueda de sus derechos ciudadanos. En tercer lugar, y en términos estratégicos, una lectura que nos dice que el bombardeo intenta provocar una respuesta no del ejército sirio (actualmente ocupado en la represión de población civil y de comandos armados por Arabia Saudí y Qatar) sino por parte de las fuerzas armadas iraníes, esto ante el eminente inicio de nuevas pláticas con el G5+1 en febrero próximo.

Ante el lanzamiento de un mono al espacio por parte de Irán, la República Islámica ha dejado por sentado el poderío balístico con el que cuenta y, de confirmarse por exitosa dicha misión, se probaría el aumento del nivel tecnológico al que ha llegado el gobierno deTeherán. Poner un misil en órbita y controlar su regreso a tierra habla de la capacidad iraní de poner un misil en cualquier parte de su zona de influencia sin problemas ante amenazas a su seguridad nacional. Entonces, el ataque israelí a Siria, pude leerse también como una respuesta disuasiva ante el ejercicio iraní, en un intento de balance de poder de un régimen hacia otro.



Y es que Israel sabe que Siria experimenta un descrédito entre la comunidad internacional y que es muy poco probable que sus fuerzas armadas enfrenten una respuesta de carácter militar desde Damasco. El desprestigio de Assad por sus violaciones a los derechos humanos, es una cuestión que Israel intenta aprovechar para que nadie juzgue este tipo de ataques que siempre justificará con "razones de seguridad", por lo que el mensaje de sus bombardeos va directamente dirigido a provocar una respuesta, retórica o militar, por parte de Irán, esto, ante las negociaciones con Occidente que están en puerta. Sin embargo, es muy probable que una respuesta iraní no suceda, no por lo menos en estos momentos. 

Una condena hacia Israel por parte de Irán sería un preámbulo negativo para llegar a la mesa de negociaciones con el G5+1 en febrero, por lo que las declaraciones que Irán pueda hacer de este hecho tendrán que ser muy generales sin comprometer este hecho en un ambiente hostil al momento de la negociación. Por otra parte, una respuesta militar es muy poco viable y nada pragmática a pesar de haber firmado un acuerdo de cooperación en defensa con los sirios.

Tal parece que "assadistas", "islamistas", "rebeldes", y ahora "israelíes", no dejan de destruir la economía y el tejido social sirios, fenómeno que ha transformado a esta país en un escenario de guerra civil in situ que tardará mucho en resolverse mientras las potencias sigan dirigiendo intervenciones impunes y sean ellas, a la vez, quienes sigan alimentando la tiranía interna contra la cual se había levantado la sociedad siria.

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