Hay motivos para pensar el interés que Irán podría tener en narcotraficantes mexicanos. Probablemente en el tráfico de opio a Estados Unidos, pero no para asesinar embajadores. El supuesto encuentro entre personal de "los zetas" (es decir, el agente encubierto de la DEA) y Mansoor Arabsiar se habría dado en Reynosa, territorio mexicano, pero resulta que entre la información que viaja diariamente en México, Reynosa no es considerado como "territorio zeta" sino como "territorio del cártel de Sinaloa", principal enemigo de los zetas. Aquí la falta del primer fundamento: ¿Qué hace un supuesto zeta en Reynosa negociando con un irání el asesinato de un embajador en suelo estadounidense? La segunda razón para dudar de ésta noticia que impactó los medios de comunicación hace unas semanas es que el sospechoso fue atrapado gracias al rastreo de un supuesto depósito de 100 000 dólares en una cuenta bancaria, que serviría como adelanto del pago total de la misión. Así, dicha descripción no concuerda con las formas de trabajar de los delincuentes mexicanos que suelen hacer dichas transacciones en efectivo, no importando la cantidad de ceros de que se trate. Un tercer elemento de análisis hace pensar que la influencia iraní en la zona del Golfo, la cual se ha manifestado a través de la fortaleza de los Sepah Pasdaran (Guardianes de la Revolución) en los ámbitos económico, energético, político y militar del país, ha venido preocupando a EEUU en la última década, sobre todo a partir de la desconfianza del proyecto nuclear iraní, lo cual ha llevado a la administración de Obama a buscar elementos en la agenda de seguridad internacional para asfixiar más al gobierno de Jamenei y Ahmadineyad en el seno del Consejo de Seguridad mediante la imposición de más sanciones económicas. Luego entonces, el desafiante discurso de "alguien tiene que pagar por esto en Irán" se torna en un claro mensaje hacia la mencionada élite de la República Islámica y sus altos mandos en dos proyectos a saber: el proyecto nuclear y el proyecto de misiles y defensa aérea.
La disuasión militar en el Golfo y la serie de acuerdos económicos que Irán tiene con China y Rusia, por no contar otros países del Asia Central o Turquía, ha sido algo que ha evitado el éxito sancionatorio de los EEUU y sus aliados en el seno de Naciones Unidas y que al mismo tiempo a fortalecido y reafirmado el papel de potencia regional que Irán tiene en la zona. Por tal motivo, agotar elementos dentro de la cordura de la diplomacia y echar andar los mecanismos de la guerra por otros medios como las sanciones económicas con Irán, han sido una de las preocupaciones más agobiantes para EEUU en su política exterior hacia Oriente Medio, esto sin contar la agenda que tiene con el planteamiento del Estado Palestino propuesto por Mahmoud Abbas en la pasada reunión de la Asamblea General, el futuro político en Egipto y el desarrollo de la primavera árabe en Yemen, Bahrein y Siria, entre otras cuestiones que acaparan nuestra atención en los medios de comunicación.
A nivel interno la crisis económica y la acción no violenta de los indignados en varias ciudades de la unión americana ponen también a prueba la capacidad del gobierno para mantener cohesionada a su población ante las amenazas a su seguridad. Ahora mismo, EEUU sufre de índices de calidad de vida cada vez más bajos en comparación con años anteriores y el nivel de exigencia por parte de sus ciudadanos parece subir de tono conforme pasan los días y los discursos. (véase http://www.economist.com/media/pdf/QUALITY_OF_LIFE.pdf) "El plan macabro iraní" carece ciertamente de fundamentos y aunque todo puede pasar, los Sepa Pasdaran no suelen trabajar por esos medios. Si un embajador es asesinado seguramente será reemplazado por otro y la cadena de mando del enemigo si bien se interrumpe no se rompe. A Irán no le interesa trabajar así, sino como a EEUU, le interesa trabajar en la crisis política y económica interna que tiene, además de escuchar la voz de su pueblo joven, que es la mayoría, el cual le exige mayores libertades de prensa y expresión y un pleno respeto a sus derechos civiles y políticos, entre otras cosas que jóvenes del mundo árabe reclaman en estos precisos momentos a las que se les debe poner atención y apoyar en la medida de lo posible.
La disuasión militar en el Golfo y la serie de acuerdos económicos que Irán tiene con China y Rusia, por no contar otros países del Asia Central o Turquía, ha sido algo que ha evitado el éxito sancionatorio de los EEUU y sus aliados en el seno de Naciones Unidas y que al mismo tiempo a fortalecido y reafirmado el papel de potencia regional que Irán tiene en la zona. Por tal motivo, agotar elementos dentro de la cordura de la diplomacia y echar andar los mecanismos de la guerra por otros medios como las sanciones económicas con Irán, han sido una de las preocupaciones más agobiantes para EEUU en su política exterior hacia Oriente Medio, esto sin contar la agenda que tiene con el planteamiento del Estado Palestino propuesto por Mahmoud Abbas en la pasada reunión de la Asamblea General, el futuro político en Egipto y el desarrollo de la primavera árabe en Yemen, Bahrein y Siria, entre otras cuestiones que acaparan nuestra atención en los medios de comunicación.
A nivel interno la crisis económica y la acción no violenta de los indignados en varias ciudades de la unión americana ponen también a prueba la capacidad del gobierno para mantener cohesionada a su población ante las amenazas a su seguridad. Ahora mismo, EEUU sufre de índices de calidad de vida cada vez más bajos en comparación con años anteriores y el nivel de exigencia por parte de sus ciudadanos parece subir de tono conforme pasan los días y los discursos. (véase http://www.economist.com/media/pdf/QUALITY_OF_LIFE.pdf) "El plan macabro iraní" carece ciertamente de fundamentos y aunque todo puede pasar, los Sepa Pasdaran no suelen trabajar por esos medios. Si un embajador es asesinado seguramente será reemplazado por otro y la cadena de mando del enemigo si bien se interrumpe no se rompe. A Irán no le interesa trabajar así, sino como a EEUU, le interesa trabajar en la crisis política y económica interna que tiene, además de escuchar la voz de su pueblo joven, que es la mayoría, el cual le exige mayores libertades de prensa y expresión y un pleno respeto a sus derechos civiles y políticos, entre otras cosas que jóvenes del mundo árabe reclaman en estos precisos momentos a las que se les debe poner atención y apoyar en la medida de lo posible.
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