Mientras que las élites políticas y de seguridad en países del
Golfo Pérsico están tratando de perfeccionar un equilibrio de poder
internacional en la región, todo el Medio Oriente está experimentando una
transformación socio-política que es en gran parte resultado de la Primavera
Árabe y no del "Realpolitik del Poscolonialismo". En medio de la
exageración con respecto al programa nuclear de Irán y el caos que continúa en
Iraq, un fenómeno mucho más amplio y potencialmente explosivo se ha ido
desarrollando desde el norte de África hasta el Golfo Pérsico. La
transición del autoritarismo hacia unas sociedades más abiertas junto a un auge
de la población joven que podría conducir a altas tasas de desempleo y el
estancamiento económico en toda la región durante los próximos años.
Por extraño que parezca, y en medio de la “primavera árabe”, potencias
no árabes, es decir, los EE.UU. e Irán, son los actores más poderosos en el
Golfo Pérsico, incluso haciendo alusión a la aparición de un sistema bilateral
puesto que después de la invasión a Iraq en 2003, el equilibrio estratégico que
pudieran haber jugado países pequeños pero altamente estratégicos en la zona ahora
están ahora bajo presiones internas y externas que no les hace estar en
posición de jugar un papel importante en el orden regional, tal es el caso de
Behrein, un país altamente estratégico para la diplomacia entre Irán y Arabia
Saudí que terminó por convertirse en la base naval de Estados Unidos en el
Golfo y uno de los pilares de la política exterior estadounidense en la zona
extremadamente vital.
Una orden regional estable en el Golfo Pérsico es una necesidad
fundamental para la estabilidad en Oriente Medio. Dicho orden sería un
resultado de las políticas de Irán, los Estados Unidos y los otros estados del
Golfo Pérsico que no se basaran en lo que realmente lo hacen, es decir, una relación
de fuerzas entre una potencia regional importante con una serie de países respaldada
por una potencia mundial territorialmente distante pero psicológicamente
muy presente.
Por fin, la primavera árabe ha transformado la geopolítica del
Golfo Pérsico y el Medio Oriente en general, marcando el comienzo de una nueva
era de incertidumbre para toda la región y obligando a una reevaluación de las
prioridades de seguridad nacional de los países. Pero los regímenes árabes de
la zona están luchando para comprar el descontento popular con los aumentos de
sueldo, los nuevos paquetes de subvención estatal y falsas promesas de reforma
política, al tiempo que niegan el reconocimiento de los movimientos
democráticos y sus aspiraciones de libertad política, justicia social y dignidad. El
resultado de estos movimientos es la formación de un nuevo orden político que
está surgiendo en el horizonte, donde el tema del cambio y la democracia se
encuentra en el centro de la política de la región, que en última instancia, daría
forma a un nuevo orden regional.
Así se va el 2011 y se entra en un año de gran incertidumbre.
Dentro de las maniobras contrarevolucionarias de la primavera árabe se
vislumbra una de las más atroces como la intervención de Israel en este proceso
a través de una guerra con Irán. Pese a las cartas de disuasión de este país y
sus problemas internos relacionado con el movimiento verde y otros grupos que
intentan reclamar sus derechos y libertades que se han ido evaporando en los
últimos años, Irán parece que tendrá una primavera árabe un tanto diferente al
del resto de sus vecinos si no hace reformas internas a tiempo y espacio. Se
debe escuchar a la población y aplicar la escucha de lo(a)s estudiantes y lo(a)s
intelectuales que lo único que hacen es criticar para mejorar. El enemigo de la
primavera árabe no es nadie más que la
intención de mantener el poscolonialismo a máxima velocidad, con otros
significantes aunque el significado sea el mismo.
No, 2012 deberá ser un año de nuevos signos, nuevos significados y
significantes para la gente, aunque la incertidumbre reine y los políticos
contrarevolucionarios aprieten los dientes. Esta etapa de la primavera árabe ha
sido el inicio, y 2012 será crucial para ver los levantamientos en Arabia
Saudí, Bahrein y Kuwait a reserva de que una gran guerra en la región por parte
de las potencias extraterritoriales (EEUU e Israel) nos haga olvidar por lo que
comenzó ésta era de cambio, de soluciones y de democracia y no s haga pensar en
bombas nucleares, terrorismo y hombres con barba, lo cual a mi parecer, ya pasó
de moda.
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