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sábado, 17 de diciembre de 2011

Fin del quietismo religioso en Iraq o alianza política?

Ayer el Washington post publicó una nota en la que se anunciaba nuevamente las pretensiones del Ayatollah Hashemi Shahroudi, firme aliado del líder Supremo iraní Ali Jamenei, de "abrir una oficina de despacho" o un seminario de estudios en la ciudad de Nejaf, Iraq, ante la retirada de las tropas de Estados Unidos éste fin de año. Nejaf es el epicentro del shiísmo. Se trata de la ciudad sagrada para los partidarios de Alí y destino de peregrinación anual de entre 20 000 y 30 000 creyentes que viajan a dicha ciudad y a Kerbalá para recordar el martirio del Imam Husseyn, uno de los hijos de Alí, todos ellos descendientes del profeta Muhammad. Nejaf ha sido la escuela más importante del pensamiento shiíe quietista, es decir, aquella que pregona a los religiosos mantenerse lejos de los asuntos del Estado y tomar una actitud pasiva incluso cuando el gobierno sea despótico o tirano, esto en armonía con la conducta de Alí al permitir el gobierno de los tres primeros califas bien guiados después de la muerte de Muhammad pese a que, según la tradición shiíe, el Profeta le habría delegado al mismo Alí la responsabilidad de comandar a la "Umma", la comunidad de creyentes en el Islam. 
Al Sistani es el Ayatollah al Uzma de Nejaf, el grado mas alto dentro de la jerarquía del shiísmo duodecimano. Actualmente en ciudades como Qom, Kerbalá o Beirut existe una cantidad no conocida de Ayatolla al Uzma o bien, Marja taqlid /fuente de emulación, pero para muchos creyentes del shiísmo Al Sistani es el único que tiene la autoridad para ostentar dicho título debido a su sabiduría, experiencia, guía espiritual y símbolismo de buen seguimientodel Islam Shía. Los partidarios de Al Sistani y muchos otros shiíes en Iraq, han visto al shísimo en Irán como una desviación a los principios del quietismo religioso, cuyo último representante en Irán (Ayatollah eBorujerdi) murió desde 1960. El quietismo shiíe dice que l Estado Islámico no podría existir sino hasta la llegada del décimo segundo Imam quien vendrá acompañado por el mesías y hará un juicio final, por lo que cualquiera que ostente un gobierno religioso será catalogado como ilegítimo puesto que la religión, al estar por encima de cualquier gobierno no puede ejercer el gobierno. Sin embargo en Irán, bajo la teoría del Velayat al Faqih, después de la muerte de Borujerdi se dio  pie a una generación de religiosos que cree que la religión, con base en la herramienta de la jurisprudencia y el ijtihad, puede gobernar ante la ausencia del Imam oculto,  tradición que recoge el pensamiento del Ayatollah Jomeini y su sucesor en el gobierno de Irán, Ali Jamanei.


Por lo tanto, un emisario de la corriente activista iraní en Iraq es una maniobra política más que religiosa para ganar influencia en aquel país, puesto que se intenta ejercer presión y confusión entre los creyentes aprovechando los nexos que Irán tiene en dicha ciudad sobre todo con comerciantes y mercancía de origen iraní, la cual compite directamente con otros inversionistas árabes y turcos. 
La estrategia de Irán es sumamente inteligente debido a que, a sabiendas de la posición quitista de Al Sistani, el envío de  Hashemi Shahroudi le permitiría la posibilidad de dar seminarios, graduar alumnos y publicar información con tendencias pro jurídicas de la escuela iraní "jomeinista", y hacer grupos de estudio y presión política junto con otros grupos pro iraníes que ya trabajan en Iraq como los de Muatada Sadr que a largo plazo pueden ser una carta de disuasión e inestabildad política para un nuevo gobierno iraquí que no quisiera cooperar en diversos ámbitos con la República Islámica. 

Cabe señalar que el Islam Oficial en Irán  ha venido incorporando reformas desde el gobierno de Jamenei que le han hecho cada vez más conservador y poco flexible a las demandas de los propios jóvenes en Irán y algunos ruhaniyat (clérigos) quietistas dentro de Irán que cuentan con gran popularidad pero no pueden mostrar su preferencia política tanto por el quietismo que les caracteriza como por el acoso de las fuerzas de seguridad de los Pasdaran.

La pregunta es si la posición quiestista religiosa tiene un límite y si Al Sistani permitirá la influencia directa de Irán en Nejaf o sus sucesores lo harán. En Iraq hay un resentimiento nacionalista en contra de Irán que se manifiesta en los ataques a los peregrinos que viajan a las ciudades sagradas años con año,  reflejo de una guerra que los encaró durante una década y que ha sido una de las más sangrientas de la zona. Pero también es cierto que las nuevas generaciones han aprendido a ser pragmáticos y que probablemente una alianza entre jomeinismo y quietismo se pudiera dar, por lo que Irán no estaría en búsqueda de problemas sino de alianzas, dejando el quietismo religioso donde siempre ha estado y los negocios, influencia y política donde se quiere que estén. 
Así, se corrobora una vez más que Irán tiene mecanismos de acción más favorables para extender ofertas a Iraq en ámbitos donde los Estados Unidos no pueden competir, pero no se deberá perder de vista que esta vez el quietismo religioso iraquí podría experimentar una oferta jomeinista que puede ser vista también como un tirano en algún momento, lo que la hace candidata al desprecio, la ignorancia y la indiferencia, algo con lo que Irán tiene que contar, a menos que los jomeinistas terminen convirtiéndose al quietismo, un escenario nada despreciable dada la mentalidad del shiísmo en su epicentro.





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