Para hablar de un modelo de combate asimétrico se deben tomar en
cuenta las siguientes consideraciones:
- Los combatientes no necesariamente son ejércitos (aunque en el caso iraní sí lo es) y en muchos casos suelen ser pequeños grupos de personas, hombres, mujeres y menores de edad, armadas que no siempre están uniformadas;
- Estos grupos suelen mezclarse con el común de la gente, no tienen una sede permanente de operaciones ni una identidad definida que pueda distinguirlos del resto de la población. En la mayoría de los casos solo se reconocen entre ellos.
- No hay un campo de batalla aislado y lo suficientemente aislado de la población;
- Se busca el factor sorpresa en el ataque y el despliegue rápido, el camuflaje del combatiente y un alto grado de motivación ideológica;
- Los combatientes usan diferentes tipos de armas de escasa tecnología y no solo se usa la fuerza sino también la persuasión política y la psicología, y
- Los conflictos se generan, entre otros, en cuatro niveles: político, estratégico, operativo (teatro) y táctico.
El conflicto asimétrico se propone atacar al adversario de tal
forma o intensidad que éste no sea capaz de resistirlo. El éxito de una
estrategia asimétrica no se puede medir en función del número de bajas, por que
los objetivos pueden ir más allá de los costos materiales y/o humanos que el
conflicto supone. Eso se puede ver claramente en los ejemplos de la guerra de
Vietnam y la última incursión de Israel en Líbano, donde, por una parte, cerca
de un millón de vietnamitas perdieron sus vidas contra un total de 143 mil
víctimas estadounidenses, y por la otra, más de 1000 bajas libanesas por 159
israelíes oficialmente. En ambos casos, estadounidenses e israelíes se
retiraron de sus teatros de operaciones respectivos sin lograr la victoria.
Los ejemplos anteriores, sobre todo el caso de Vietnam a nivel
internacional y el libanés a nivel regional, han servido últimamente como
paradigmas para motivar a diferentes grupos guerrilleros en sus luchas contra los Estados opresores.
En el caso particular del Medio Oriente, el triunfo de la revolución islámica
fue el punto de partida para esta motivación, al usar el método asimétrico para
derrocar a la monarquía y resistir una guerra ante un Iraq apoyado por Estados
Unidos en toda una década de sangrientos combates. Así, el método asimétrico se
convirtió en el ícono de los movimientos de resistencia en la región al refutar
el supuesto grado de “invencibilidad” del enemigo, y relacionar sus triunfos
con la ideología religiosa y la complementariedad del trabajo estratégico
irregular.
El irrevocable éxito asimétrico iraní contra Iraq motivó a las
autoridades de la República Islámica a especializarse en este rubro como una
estrategia básica para la defensa de los intereses nacionales y el régimen revolucionario.
Los diversos trabajos realizados por las fuerzas armadas fueron
encaminados a desarrollar métodos de combate asimétricos con base en el
reconocimiento del terreno, la explotación del potencial humano y la creación
de instituciones especializadas en este arte. Una parte importante de esta
dedicación nacional ha sido la experiencia dada las incursiones occidentales,
tanto de Estados Unidos, Israel y algunos países que forman parte de la
Organización del Atlántico Norte (OTAN) a la zona, cuyos modus operandi han
podido ser estudiados por observadores militares y de inteligencia iraníes,
permitiéndoles tener ciertos puntos de referencia y construcción de parámetros
para hacer frente a operaciones militares convencionales del tamaño de las
incursiones de la Guerra del Golfo, los ataques a Afganistán, la invasión a
Iraq y los constantes golpes militares a la población de Gaza en el territorio
palestino ocupado.
Si bien es cierto que el esfuerzo iraní sobre los modelos
asimétricos ha sido arduo no ha sido el único, pues una serie de mecanismos
complementarios tanto simétricos como asimétricos ha sido la principal
característica de las fuerzas armadas iraníes en los últimos años. Sin
generalizar demasiado, el dualismo de las fuerzas armadas ha ayudado mucho a
adaptar lo convencional y lo no convencional en una sola estructura de defensa
sin gastar demasiados recursos financieros e invirtiendo en armamento y
tecnologías de la información necesarias y útiles para su estrategia.
No obstante lo anterior, las fuerzas iraníes no comparten los
mismos incentivos por parte del gobierno para desempeñar sus funciones.
La infiltración de los veteranos de guerra Pasdaran en el gobierno
iraní ha fracturado esta complementariedad estratégica y ha causado un cierto paralelismo militar en el país donde el ejército regular, tan importante en su época, ha quedado cada vez más desplazado.
Por ejemplo, a pesar de que
el Artesh ahora es numéricamente mayor que los Pasdaran (350 000 frente a las
fuerzas activas 130 000), según el año fiscal iraní de 1390 (marzo 2010-marzo
2011), el presupuesto de defensa nacional asignó 4.9 billones de dólares al
Artesh mientras asignó 5.8 billones de dólares a los Pasdaran. Aparte
del presupuesto nacional, los Pasdaran tienen acceso directo a las reservas económicas
del país algo que se prohíbe al Artesh. Entre 2009 y 2011, la compañía de los
Pasdaran Jatam Al Anbiya´ recibió unos $ 25 mil millones de dólares en
contratos para el desarrollo de petróleo de Irán y el gas, mientras que el
Artesh no disfruta de dicha generosidad
Aunado a lo anterior , los Pasdaran también se dedican a otras
actividades económicas, legales e ilegales, que han hecho de él uno de los
actores más importantes en la bolsa de valores de Teherán. Las actividades
económicas del Artesh, por el contrario, parecen limitarse a las cadenas de
tiendas de algunos servicios y productos industriales. Por último, el
Pasdaran se dedica al negocio de las telecomunicaciones y controla los
servicios de teléfono y móvil, Internet, TV y estaciones de radio, alegando
razones de seguridad. En estas "actividades de seguridad" Artesh
no está involucrado.
Si bien el éxito del modelo asimétrico en Irán triunfó durante los
ochenta, la nueva generación de combatientes aún no está probada. La falta de
experiencia de la nueva generación de Pasdaran y las preferencias sobre su
institución por encima del ejército regular pueden ser un problema a la hora de
enfrentar un conflicto bélico a menos que se resuelvan pronto mediante una
mayor relación entre ambas instituciones en el entrenamiento para el combate, y
un pleno reconocimiento de la importancia que juega el Ejército regular en el
aparato de defensa iraní de igual magnitud que los Guardianes de la Revolución.
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