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martes, 16 de octubre de 2012

Efectos de la propaganda de guerra contra Irán

Ayer el sitio payvand news desplegaba una noticia un tanto curiosa para los seguidores de la cuestión nuclear iraní. Se trataba de una carta firmada por la Organización "Unidos contra un Irán Nuclear" (UANI) donde se pedía oficialmente la renuncia de  Jennifer López como figura principal de la actual campaña de autos de lujo de la compañía Fiat.

La petición señalaba que dicha compañía seguía empeñada en vender vehículos a Irán, los cuales siguiendo las fuentes de la UANI, Teherán utilizaba para transportar misiles y armas.

Esta organización lanzó una campaña el año pasado contra Fiat y su subsidiaria Iveco por ser de las pocas empresas europeas en mantener negocios con Irán, mercado que, a diferencia del mercado europeo, está  en plena expansión gracias a los nuevos proyectos de urbanización en ciudades como Isfahán, Qom y Bandar Abbas, las cuales tienen proyectos prometedores muy parecidos a lo que Irán ha hecho en el norte de su capital, Teherán.

Nacida en 2008 y liderada por personal cercano al ex presidente George W. Bush como Kristen Silverg, UANI ha sido una organización que constantemente ha presionado al gobierno estadounidense para imponer sanciones a la economía iraní, y que tiene la misión pública de "informar sobre la amenaza que el régimen de Teherán constituye a la seguridad internacional". Con una condición legal que les exime de pagar impuestos, los recursos que ésta organización ha utilizado en sus campañas mediáticas han sido absurdamente gastados y no han ayudado en nada a proponer soluciones para, lo que ellos llaman, la democratización de Irán. Como ejemplo de lo anterior, propuestas de sanciones contra el atraco de barcos de carga, contra el establecimiento de hoteles, a favor de cancelaciones de códigos SWIFT, entre otras, no ayudan en nada a cumplir alguno de sus objetivos organizacionales.


Este tipo de organizaciones, que proliferan en Estados Unidos, han tenido una forma de operar muy similar al marketing que realiza el gobierno israelí contra Irán para generar recursos encausados a la propaganda y las campañas de caos que últimamente han sido ampliamente utilzadas por Netanyahu para fines políticos y, próximamente, para fines electorales. La diferencia entre el gobierno israelí y estas ONG´s es que los recursos de Tel Aviv provienen del erario y presupuestos públicos mientras el de las ONG´s proviene, en su mayoría, de recursos privados (lo cual puede atraer dinero de algunos enemigos iraníes interesados en un cambio de régimen tales como los lobby isrealíes y saudíes en Washington). Cabe mencionar, que en el caso del gobierno israelí, Netanyahu ha gastado 5 mil millones de dólares) en su campaña de guerra preventiva contra Irán, recursos que se han dejado de encausar en temas de salud y educación que su población demanda.

En síntesis, parece que la propaganda de guerra que se justifica con un discurso nacionalista contra un enemigo externo ha ocasionado un despilfarro de recursos a pesar de no existir la guerra oficialmente. Se trata de una guerra retórica-económica donde cada actor intenta aprovechar su poder en el gobierno para reciclar sus recursos económicos y producir más motivos que justifiquen sus misma políticas hasta estos momentos.

En tanto Irán, el gobierno de Jamenei tambíen se ha visto beneficiado de la retórica belicista interna al invertir cantidades similares en propaganda contra el régimen sionista lo cual beneficia a sus aliados políticos dentro de sus sistema político, aliados que, mientras se enriquecen le protegen ante su impopularidad interna. Esta guerra de élites y de despilfarro de dinero ha sido una de las principales causas de las pésimas condiciones en las que se encuentran sus sociedades quienes cada día se adelgazan más y más al pasar los años, sobre todo, en los años electorales como el que viene en el caso de Irán e Israel.




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