El día de hoy la agencia iraní bornanews y un artículo de Alex Vatanka, analista del Middle East Institute of Washington informaron sobre la puesta en marcha de un reconocimiento “casi del mismo nivel” de la Guardia Revolucionaria y el Ejército regular Artesh por parte de Jamenei, jefe oficial de ambos brazos armados.
El asunto es que las fuerzas regulares habían dejado de ser un tema importante en la agenda de defensa nacional de Irán al darle más peso y responsabilidades a la Guardia Revolucionaria (tales como el manejo del programa de misiles y algunas operaciones asimétricas en Hormuz) al grado de correr el riesgo de fomentar descontento entre el personal del Artesh y falta de solidaridad pese a declaraciones contrarias de los jefes de diversas divisiones en ambas fuerzas.
Algunos analistas piensan que este gesto de Jamenei va encaminado a fortalecer su cuerpo armado ante la retórica israelí de atacar Irán el año siguiente, y aunque puede ser verdad (pues no se debe dejar de lado ningún escenario) existe también una preocupación de carácter interno que tiene que ver con posibles sublevaciones de altos dirigentes de las fuerzas regulares en un futuro. Vatanka, por ejemplo, menciona el apoyo de algunos militares del Artesh a los manifestantes que participaron en las demostraciones de junio de 2009 en Tehran y otras ciudades del país. Este hecho recuerda la sensibilización a la que fue sometido el ejército del Irán del Sha, el cual también contaba con una Guardia Imperial y un ejército regular clásico construido con ayuda logística de personal inglés y renovado por los estadounidenses, que a final de cuentas fue dividido en la época de la revolución y ayudó a subir al poder a Jomeni, constituyendo así las raíces del ejército actual.
Y es que a diferencia de la Guardia Revolucionaria, el Artesh no ha entrado en escándalos de influencia política o económica dentro del país, por lo que, por ahora, no han ejercido un activismo político para ganar poder dentro del régimen islámico. Su época de bonanza se remonta al final de la década de los noventa en respuesta a la crisis de Afganistán, cuando Jamenei creó el puesto de Comandante Supremo, cargo con el que contaban los Pasdaran pero no el ejército regular, incrementando su eficiencia, burocratización y los ejercicios conjuntos en tierra y costas del Golfo, con el fin de equilibrar el nivel de entrenamiento y capacitación en armamento especializado de los efectivos en ambas instituciones.
Existen percepciones que consideran las operaciones del Artesh como misiones de daño limitado y minimización de riesgos, es decir, con una participación más pasiva que la encomendada a la Guardia Revolucionaria, la cual normalmente suele ser más proactiva en sus operaciones. En otras palabras, cuando enemigos insurgentes, como los Mujahidin e Khalq, amenazan la seguridad interna, el papel de los Pasdaran aumenta, no así cuando se presentan problemas geopolíticos en los que las perspectivas del Artesh suelen ser más importantes. Estas afirmaciones pueden ser ciertas pero se debe tomar en cuenta que cada una de estas instituciones está teniendo una transición en sus modus operandi; por un lado, la Guardia Revolucionaria se acerca cada vez más a la estructura de un ejército regular al operar en lugares geopolíticamente importantes como el estrecho de Hormuz, mientras el Artesh presenta capacitación constante en movimientos de insurrección interna.
Ahora bien, se tiene qué pensar en la mejoría económica que este cuasi reconocimiento tendrá en las fuerzas del Artesh en contraposición con la fuerza económica que tienen los Pasdarán en varios sectores de la economía iraní. No bastará, si es el objetivo del gobierno islámico, con un reconocimiento de viva voz sino que hará falta una serie de concesiones que reconozcan en lo concreto el valor estratégico del Artesh en el sistema de defensa iraní, particularmente, en lo que se refiere a la industria naviera, uno de los sectores más sensibles en la defensa del país, de las instalaciones nucleares en Busher y del paso petrolero del estrecho de Hormuz. De cualquier manera, este movimiento de Jamenei es estratégicamente sensible en caso de lograr su objetivo, pues, junto con las Fuerzas Especialese, los Pasdaran y el Artesh constituyen los pilares más fuertes en cuestión defensiva de la elite de la República Islámica, en donde por más de una década el Artesh había sido desatendido hasta ahora.
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