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domingo, 6 de noviembre de 2011

¿Es la primavera árabe la primavera de los partidos islamistas?


En 1992, un golpe de Estado dejó fuera de la escena política al Frente de Salvación Islámica (FIS) ante su victoria democrática electoral en Argelia. En 2006, tensiones político-militares con al-fatah y el ejército israelí impidieron que Hamas legitimara su triunfo electoral en las elecciones legislativas de aquel entonces. En el caso de Líbano, hezbollah ha compartido un equilibrio de poder, al menos en el rubro legislativo, con sus contrapartes de la coalición del 14 d marzo esperando mejores resultados para las próximas elecciones en junio de 2013. Así, en las últimas tres décadas, los partidos islamistas han tenido poco o nulo espacio autónomo de gobierno en el mundo árabe, dejando expuestos otros ejercicios de poder en espacios no árabes como Irán, Sudán del Norte y Turquía. En los dos primeros casos, la rotación democrática ha sido poco transparente. En el caso de Sudán, el gobierno de Oma al Bashir lleva más de 20 años en el poder con un sistema de gobierno autoritario y patrocinador de una guerra civil que ha terminado con el nacimiento del Estado número 194 de la ONU, Sudán del Sur. En el caso de Irán, el desarrollo económico con base en la exportación de gas y petróleo ha promovido una fortaleza para el gobierno, capaz de disuadir a sus enemigos regionales (como Israel) y extra territoriales (como Estados Unidos) sin embargo la situación interna de represión y negación de derechos civiles como de libertad de expresión y prensa han hecho que su población joven (60% del país) tenga descontentos y ponga en tela juicio la legitimidad del uso del Islam en el gobierno de la República Islámica. Por otro lado, el caso turco, con todo y los retos que enfrenta con la cuestión kurda,  ha llevado a cabo un modelo político que ha sido bien recibido como "modelo influyente" en posibles victorias islamistas tras la primavera árabe. Turquía mantiene relaciones pragmáticas con todos los Estados en pugna hoy en día (Israel, Irán, Estados Unidos, Iraq) y su partido islamista, El partido de la Justicia y el desarrollo, mantiene, desde 2001, una agenda pragmática a pesar de ser considerado como de "centro -derecha" (es miembro observador del partido Popular Europeo del mismo corte).

El punto es remarcar que en el llamado "mundo árabe", los partidos islamistas no han tenido la oportunidad de gobernar por sí solos y se han encontrado con diversos obstáculos. Hasta ahora, en Túnez hemos visto el triunfo del Partido Al- Nahda que, pese a las manifestaciones de grupos contrarios, ganó en las últimas elecciones tras el derrocamiento de Ben Ali y está listo para ponerse a prueba a sí mismo, En Egipto se vislumbra que la buena organización política de los hermanos musulmanes y la elección de un candidato favorable a su ideología llevara a Egipto al mismo destino que Túnez en semanas pasada, mientras en Libia, la situación, como hemos comentado en otra ocasión, no parece muy alentadora. Es entonces, el tiempo y la oportunidad de que el Islam político muestre su cara democrática en el mundo árabe? ¿otros casos y experiencias como la iraní aprenderán de ésta acción y habrá reformas? Queda mucha tela que cortar, la primavera árabe no acaba con las elecciones tras el derrocamiento de los dictadores sino que llevara poco más de una década para contestar estas interrogantes que, sin embargo, debemos plantear ahora. Las respuestas preliminares, de acuerdo a muchas personas árabes (que son quienes a final de cuentas tienen que formular las respuestas) han sido: "no importa quien gane, los islamistas, los laicos......gane quien gane se tiene que defender la democracia....... con la democracia podemos quitar a quien sea que haga mal su trabajo"

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